EL IAAB
El Instituto Argentino de Análisis Bioenergético (IAAB) es una asociación sin fines de lucro, única filial del IIBA (International Institute for Bioenergetic Analysis) en Argentina desde hace 30 años.
Desde este marco transmitimos y trabajamos desde una bioenergética en constante transformación garantizando el respaldo, teórico y técnico, con bibliografía actualizada producida por los teóricos contemporáneos, miembros del IIBA abriéndonos a la reflexión sobre las problemáticas psicosociales de la actualidad. Con la intención de sumar en esta dirección incluimos los conocimientos del campo de la neurociencia, la física cuántica y la meditación.
El IAAB tiene como objetivos contribuir a la formación de profesionales en la Bioenergética, promover su desarrollo y difusión, brindando asistencia y el acceso al espacio de clases de ejercicios abiertas a la comunidad.
ANÁLISIS BIOENERGÉTICO
El Análisis Bioenergético es una psicoterapia especifica basada en el trabajo con el cuerpo (unidad funcional mente-cuerpo), creada por Alexander Lowen, a partir de la línea de Wilheim Reich.
El AB combina en el espacio terapéutico la lectura corporal, el trabajo analítico y relacional, basados en una comprensión energética.
El AB ayuda a relajar tensiones musculares crónicas, a comprender su origen y función, en relación a la propia historia, a expandir la capacidad de intimar con otro y aprender formas más completas y plenas de vincularnos con los demás.
Contacto, ternura, agresividad, auto afirmación y su confluencia con la sexualidad, entendida como área de expresión de la vitalidad, son vistas como el núcleo de las fuerzas fundamentales de la vida.
El proceso terapéutico es una co-creación entre paciente y terapeuta, siendo varios los sistemas de comunicación interactiva que participan en el mismo. El vínculo terapéutico brinda el espacio de seguridad en el cual el proceso de sanación puede suceder. El terapeuta en vínculo, lee el cuerpo, resuena con su energía, siente sus emociones, escucha, oye y responde a las palabras.
El lenguaje del cuerpo, su postura, respiración, motilidad y expresividad, muestran matices de la historia y cómo se fue construyendo el modo de estar y ser en el mundo desde el pasado hacia el presente. Las técnicas que se utilizan se dirigen hacia los aspectos energéticos individuales, tomando en cuenta la auto- percepción, auto- expresión, y auto-confianza. Esto incluye trabajar con contacto corporal, limites, enraizamiento y tensiones musculares, como indicadores de defensas tanto psicológicas como somáticas erigidas contra un trauma del pasado. Desde esta consciencia, con herramientas como la neurociencia y la profundidad de la meditación, podemos generar un nuevo surco en nuestro cerebro para poder enraizar en el presente y responder desde allí a las situaciones vitales que la vida nos trae.
El objetivo de la terapia va mas allá de la eliminación de síntomas, es llevar alivio, lograr el gusto por el placer, la alegría, el amor y la salud.
La misión de un Terapeuta Bioenergético, a través de las palabras de Robert Lewis MD; miembro de la Facultad del IIBA:
“Cuando no tienes palabras para tus sentimientos, para lo que te ha sucedido, para lo que está perdido en ti, nosotros escuchamos la resonancia interna de lo que habita en tu cuerpo. Te ayudamos a sentir y amplificar esa resonancia interna hasta que su movimiento se acerca lo suficiente a la superficie de tu ser como para entrar en tu conciencia. Pero también escuchamos cuidadosamente tus palabras y somos tocados por ellas cuando las mismas provienen de lo profundo de tu ser, allí donde nadie estuvo para ayudarte. Invitamos a rendirte al espíritu de tu cuerpo y al cuerpo de tu espíritu, donde se produce el abrazo con tu verdadero self.”
PUBLICACIONES DEL IAAB
Cuerpo y Bioenergética 2018 / Lic. Ana Krsul
Cuerpo y Bioenergética
Con frecuencia, las personas que se acercan a nuestro Instituto nos preguntan qué cuerpo es el que tratamos en el Análisis Bioenergético. ¿Con qué cuerpo trabajamos?
Es una pregunta interesante y compleja de responder. Podríamos decir que se responde en varios niveles.
Nuestro abordaje psicoterapéutico es psico corporal. Ambas dimensiones están presentes en nuestro trabajo y tejemos la conexión entre ellas de modos muy particulares.
En un nivel muy básico, y no poco importante, tratamos al cuerpo biológico. Se trata del cuerpo energético, metabólico. Somos energía metabólica. La que surge como combustión entre aquello de lo que nos nutrimos y el oxígeno que tomamos. Cómo respiramos hará la diferencia entre tan sólo mantenernos en un estado de supervivencia, o uno de mayor plenitud y vitalidad para alcanzar TODA la vida que está ahí afuera, esperándonos.
La respiración es para nosotros una herramienta de diagnóstico y también de intervención que colabora en transformar la energía corporal del paciente o de quién esté trabajando con bioenergética. Trabajamos a nivel metabólico, somático para elevar la energía corporal de manera de revitalizar el cuerpo y despertarlo a sensaciones y emociones que pueden haberse sepultado hace ya mucho tiempo y permanecen en estado inconsciente.
En un segundo nivel, el cuerpo que concebimos es el resultado de interacciones e inscripciones tempranas que se producen a partir del encuentro del cuerpo del bebé con el cuerpo de su mamá. Son estos encuentros, o estos desencuentros los que marcarán cómo sentimos y que hacemos, con nosotros mismos, con los otros y con el mundo. Esos primeros tiempos se organizarán como un destino al que tenemos que transformar en nuestros espacios terapéuticos.
Este cuerpo es llamado por nuestro trainer francés, Guy Tonella, Cuerpo Propio.
Según él “la construcción del cuerpo propio reposa sobre la existencia biológica del cuerpo, sobre el nivel somático que le sirve de apoyo. El cuerpo propio se distingue de lo meramente biológico, desarrollando características propias ligadas a la originalidad de sus intercambios con el ambiente humano…. Es este fenómeno epigenético el que permite que gemelos idénticos tengan una identidad original propia, a pesar de un soma idéntico” (1995).
El Cuerpo Propio es una experiencia interpersonal, vincular, puramente corporal. Es la historia de cómo nuestra vida compartida en los primeros tiempos se mete debajo de nuestra piel. Es también conexión entre el nivel somático y el nivel psíquico. Entre el cuerpo real y el imaginario. Entre el mundo objetivo y el subjetivo. Cómo hemos vivido, qué experiencias hemos fijado de nuestro entorno, marcará cómo vemos al mundo, cómo lo pensamos y qué hacemos con él.
Freud afirmó que el Yo en primer lugar era corporal. Describió al Yo como un proceso de proyección interna de experiencias corporales dentro del espacio psíquico. Es decir, como un proceso creador de imágenes tónicas, sensorio perceptivas, en primer lugar corporales para después devenir psíquicas. Sabemos que Freud basó su técnica psicoanalítica en el trabajo meramente psíquico, mental, representacional.
Para Winnicott el verdadero self provenía de la vida de los tejidos corporales y del libre juego de las funciones del cuerpo, es decir de la vida sensoriomotora. Su enfoque psicoterapéutico basaba su eficacia en contemplar en qué ambiente afectivo y emocional el paciente se había desarrollado desde los primeros tiempos.
Nosotros, bioenergetistas en los tiempos actuales, ponemos el foco de nuestra atención y de nuestro trabajo en los modos particulares en que cada cuerpo se ha organizado, de acuerdo a lo que le tocó vivir y procesar.
Después de muchos años de acompañar a psicólogos y no psicólogos en la mágica tarea de transformarse a ellos mismos para luego poder transformar a otros, podemos afirmar que nuestro trabajo es profundamente artesanal. Que requiere que de-construyamos lo que traemos para re-construir nuevos modos de organización que nos permitan traer a la luz nuestro verdadero Yo y todos sus potenciales desconocidos. Con cuerpos renovados y re seteados que abran nuevos caminos para nosotros. Nuevos caminos neuronales, emocionales, conductuales y mentales que nos permitan ver quiénes somos realmente y qué mundo queremos construir.
Estamos encantados de poder abrir cada año un nuevo grupo con gente entusiasmada en saber más de ellos mismos para participar en el proceso creativo de parirse nuevamente para luego ayudar a otros en el mismo proceso.
En que anda el Análisis Bioenergético en el IAAB 2018 / Lic. Marina Vinocur
En que anda el Análisis Bioenergético en el IAAB
El IAAB sigue investigando e incluyendo nuevos conocimientos.
El cuerpo graba las vivencias a través de circuitos neuronales, y los aspectos deficitarios o traumáticos de nuestra historia quedan congelados en la musculatura, influyendo en nuestra postura, mirada, tensiones crónicas, modos vinculares, respiración, y visión de la vida.
Nos vamos desarrollando desde la cualidad, regulación, entonamiento e intensidad emocional que hayan tenido las vivencias, e interacciones con los demás, comenzando por la figura maternante. Es a partir de las huellas que quedaron grabadas, entonces, que respondemos, vivimos y sentimos.
A partir de situaciones guardadas sobre todo a nivel inconsciente, el pasado se reedita, no sólo generando hormonas de stress: Adrenalina, noradrenalina y cortisol, sino haciéndonos reaccionar y funcionar en modo pasado. Cada vez que una situación resuena en el sistema sensorio-emocional, como similar a alguna vivencia anterior de trauma déficit o conflicto. Y esto desencadena nuevamente la liberación de esas hormonas que vuelven a fijar aun más la idea de amenaza,como retroalimentación negativa. Esto nos deja en modo supervivencia, huyendo del “supuesto peligro” y reaccionando distorsionadamente en relación al hecho que se está viviendo en el momento actual. Y al hacer esto, las conexiones neurológicas “antiguas” se van cristalizando y generando la misma respuesta química, una y otra vez.
El cerebro tiene la posibilidad de hacer una “actualización del sistema”, para traer el cuerpo al presente e incluso, crear imágenes, experiencias y sensaciones que comiencen a grabar nuevos circuitos para que podamos dirigirnos y crear el campo de posibilidad de lo que deseamos construir.
El Análisis Bioenergético, mediante el vinculo terapéutico genuino y el movimiento circulatorio de la energía, nos sirve para contactar con lo que se está reactivando de nuestra historia en el presente, a través de la conciencia corporal, para poder identificarlo, moverlo y liberarlo a nivel muscular y emocional e ir consiguiendo una “unidad mente-cuerpo-espíritu” que tienda a enraizar a la persona en el presente, y desde allí, poder vislumbrar la creación de un futuro “nuevo”.
Uno de los aportes importantes actuales es el de las neurociencias en nuestra práctica clínica, sabemos que es posible interrumpir ciertas conexiones neuronales repetitivas, para fundar nuevos circuitos y así posibilitarle al cuerpo entrar en emociones de alta frecuencia, producir hormonas ligadas al placer (como la oxitocina y la serotonina) para que la historia pueda convertirse en conciencia y sabiduría, y no siga afectando nuestra vida cotidiana de modos inconscientes. Es decir pasar del circulo vicioso al circulo virtuoso.
Creemos en una bioenergética viva y pulsante, receptiva a sumar todo lo que permita comprender y acompañar a las personas en su proceso de evolución y libertad.
La transformación es una decisión consciente y activa
Los seres humanos estamos hechos de partículas, y estamos conectados más allá del espacio y el tiempo. Emitimos un patrón energético, porque toda la materia está emitiendo un patrón energético permanentemente. Estos estados contienen información. Los estados mentales modifican, de modo consciente o inconsciente estas improntas, ya que somos un cuerpo, con un cerebro que emite ondas electromagnéticas que expresan distintos estados mentales.
Lo que pensamos y sentimos crea un estado del ser, que se siente y refleja el cuerpo. Si queremos cambiar realmente, tenemos que modificar nuestros pensamientos, sentimientos y creencias arraigadas, basadas en las experiencias de nuestra historia personal, y actuar de modos nuevos, lo cual modificará el cuerpo también, que alojó y fue moldeado por nuestras experiencias del pasado.
Quiere decir exactamente transformarse en “seres diferentes” en cómo respondemos a las experiencias. Nuestros pensamientos envían señales eléctricas al campo y nuestros pensamientos atraen experiencias a nuestra vida. De allí que una interesante pregunta para hacernos si queremos realmente empezar a estar más conscientes sería: ¿Qué estoy transmitiendo? ¿Qué emano? ¿Qué forma de reaccionar quisiera cambiar? Me siento bien en este estado de ser? ¿Qué nivel de coherencia tengo entre el pensar, sentir y hacer?
El modo en que venimos actuando hasta el momento de tomar esa decisión, surcó ciertos circuitos neuronales, por repetición, hasta tal punto que somos inconscientes de esos mecanismos repetitivos.
El cambio es posible pero requiere de nuestra inversión de energía, para poder construir un observador interno, que nos haga saber cuando estamos por caer en el patrón habitual.
¿¡No es absolutamente inspiradora la idea de poder transformarnos a nosotros mismos, siendo seres cada vez más conscientes y más libres de los condicionamientos de nuestra historia personal !? Ser los liberadores de nuestra propia esclavitud, a hormonas de stress, a vínculos tóxicos, a situaciones de infelicidad? Y dejar de poner afuera, con expectativas de que lo de afuera se modifique para que nosotros seamos felices?
Para poder modificar nuestro campo electromagnético entonces, tenemos que dedicar tiempo de nuestro día a día, para remover los modos automáticos de reacción. Y requiere de nuestra voluntad.
Podemos empezar por hacernos estas preguntas y dedicarnos un tiempo del día a responderlas conectados con nuestro corazón, literalmente. Para crecer finalmente, hacernos adultos…
Desde esta nueva visión, el espacio de terapia, no es un lugar al que acudo pasivamente a que me “curen o arreglen la vida”, es un espacio de exploración personal, de desarrollo y cambio de las potencialidades y la búsqueda de transformación en un ser más auténtico, libre, consciente y responsable de sí mismo.
Cuanto más seamos conscientes de las infinitas posibilidades que tenemos y vayamos a por ello, más se transforma el espacio terapéutico en un espacio de sanación y exploración, en lugar de ser un espacio donde nos enraizamos hacia atrás.
Es importante conocer y comprender de dónde venimos, pero eso debe tener un tiempo, para poner nuestra mayor curiosidad y vitalidad al servicio del misterio de saber que somos más de lo que creemos!
El concepto de enraizamiento (grounding) en la bioenergética contemporanea
Uno de los conceptos fundamentales de la teoría bioenergética es el concepto de enraizamiento. Para Lowen una persona enraizada es una persona con los pies sobre la tierra, una persona auto-regulada, con un equilibrio entre su carga y su descarga. Y podríamos desplegar mucho más acerca de esto.
Los estudios actuales permiten pensar en la construcción del enraizamiento que se inicia en lo que llamamos vínculo con la figura de apego, madre-bebe desde el embarazo, a través de la comunicación hormonal permanente a través del cordón umbilical que transmiten estados emocionales maternos, a través de la temperatura, blandura o no del espacio uterino, la comunicación vía pensamiento/emoción que exista o no entre el bebé y la mamá.
En ese vínculo de apego, primeros años de vida, se van construyendo los cimientos de todos los vínculos posteriores de la vida. Pero, sobre todo, los cimientos de la relación con uno mismo.
Trabajando con el cuerpo, desde el grounding, uno va sintiendo-reactivando en su cuerpo esa huella tan primaria, en la sensación de firmeza o falta de ella, al estar de pie, con la intención de llevar el peso hacia los pies y nuestra consciencia del contacto de los pies con el suelo. Algo tan básico, casi obvio, empieza a sentirse como una búsqueda, más que como algo dado por sentado. No es lo mismo pensar que uno está de pie, a sentirse de pie. Y luego ante la pregunta de cómo me percibo de pie, empiezan a aparecer las huellas de nuestro apego más primario, y mucho más en vínculo con otro.
Como se sostiene mi enraizamiento cuando aparece el otro? Frente a que situaciones pierdo “piso” o se activa mi sistema defensivo (tanto somático como psíquico).
En cada uno de nosotros será diferente, de acuerdo a nuestras historias, pero lo que es común a todos, es que frente a aquello que no pudo ser dado de manera regulada, el cuerpo se sobreadaptó, en algunos de modos más logrados que en otros. A mayor defensa somática, mayor desconfianza, mayor sensación de vulnerabilidad.
Una de las formas más directas para explorar esto hoy, es elegir un área o situación en donde me encuentro bloqueado, donde parece casi imposible encontrar una nueva manera de estar o responder. Y tratar de estar atentos a como nos sentimos en el cuerpo en esas situaciones, qué pasa con la respiración, con nuestra postura corporal, y qué decimos o dejamos de decir en esa situación que vemos que se nos repite cada tanto, y nos lleva a actuar de una manera casi automática.
Observar que me digo a mi mismo (muy posiblemente de manera silenciosa) en esos momentos, porque eso que me digo y configura la escena presente, es donde enraizo. Y ahí se re-imprime esa huella del vínculo de apego, haciéndose presente en esas situaciones de bloqueo y de respuesta casi automática, casi sin elección posible de hacer algo diferente, novedoso para uno. Uno queda a expensas de la situación, a expensas del otro, o a expensas de la dificultad, como cuando éramos bebes, niños.
Donde elijo hoy enraizar? Puede ser la brújula, porque lo automático, lo conocido, no es necesariamente lo más vital para uno. Que me quiero poder decir internamente? Y que transmito en mi manera de vivir y de decidir.
Algo sencillo para experimentar, es visualizar una situación donde a uno le gustaría estar, hablar o sentir de manera diferente a la habitual. Y quedarse en esa visualización el tiempo suficiente, como para registrar que se siente en el cuerpo mientras uno lo va repasando mentalmente, dar tiempo a la “nueva química”, a la nueva respuesta somática, para construir nuevos surcos de respuestas, o en nuestras palabras, un nuevo enraizamiento. Hacer esto muchas veces, visitar la misma escena, para que ese surco vaya dejando una huella diferente a la construida históricamente.
En bioenergética la reparación de nuestro enraizamiento implica un proceso, un tiempo somático que abarca la biología de nuestro cuerpo emocional, porque lo que quedó bloqueado o no habilitado en esa resonancia madre- bebe, tuvo que ver con lo emocional. Grounding psíquico significa comprender, en función de la historia de cada uno, lo que nos sucede en el cuerpo, y desde esa comprensión y claridad, poder enraizar en lo que elijamos desde una adultez activa y consciente que amplíe nuestra vitalidad.
No tenemos un cuerpo, somos en el cuerpo 2018 / Lic. Silvina Perrotta y Lic. Marina Vinocur
No tenemos un cuerpo, somos en el cuerpo
Convertirse en Analista Bioenérgetico, es un profundo proceso de exploración personal, diferente al que puede atravesarse desde otras líneas de trabajo.
Trabajar las defensas, resistencias, traumas, es primero sobre la persona del terapeuta en formación, una exploración sobre sí.
A eso nos referimos cuando hablamos de proceso “teórico-vivencial”. Cada taller profundiza un tema teórico con bibliografía de la bioenergética actual, pero también se bucea en la experiencia personal, no porque se busquen regresiones, simplemente porque al empezar a mover el cuerpo, con la propuesta que corresponda al tema, en vínculo, en grupo, en un contexto cuidado por los coordinadores, (todos psicólogos y médicos, certificados en Análisis Bioenergético), emergen contenidos corporales, emocionales, llega información, a veces en forma de movimientos involuntarios, a veces con necesidad de continuar o realizar un movimiento determinado que procede del interior, y que trae información de ese fragmento de historia que había quedado congelado en la musculatura. Es decir se actualizan contenidos que allí estaban, a través de una mirada, una postura, un gesto respiratorio.
Es muy importante que el analista bioenergético en formación, pueda tomar contacto con sus defensas, sus resistencias, sus puntos ciegos, sus dificultades en la respiración, sus bloqueos, para que la falta de luz sobre los mismos, no impida una correcta resonancia somática con el otro, fundamental para este abordaje.
Trabajamos profundamente en evitar las proyecciones sobre el paciente.
Entonces, se van integrando o elaborando contenidos que permanecían en la sombra, guardados en un gesto que terminó de completarse, un musculo tenso que se liberó, con un movimiento contenido que pudo encontrar un sentido y soltarse, o en palabras que quedaron silenciadas y salen de un modo orgánico.
Por esa razón, el cuerpo del terapeuta en formación, va afinándose como un instrumento, aprendiendo a escucharse y a entenderse a sí mismo, recuperando la propiocepción, para luego poder resonar, vibrar con el paciente que llega con un discurso y un cuerpo que cuenta una historia, sin saberlo.
No tenemos un cuerpo, somos en el cuerpo. Terapeuta y paciente.
Para nosotros el inconsciente no es una entelequia que habita en algún lugar de nuestro cerebro, sino que está guardado, en la forma de respirar, el tono de la voz, la gestualidad, la postura, la mirada, el modo peculiar de vincularse. Y todos esos elementos están presentes en la formación, y en una sesión bioenergética.
Al mismo tiempo nuestra historia y los patrones repetitivos dejaron profundos surcos que impiden encontrar con facilidad respuestas nuevas y más logradas a las situaciones que la vida trae.
Con la terapia psico-corporal, apelamos también a la neuroplasticidad, a la posibilidad de inscribir nuevas posibilidades de respuesta.
Bioenergetica y estrés 2018 / Lic. Ana Krsul
Bioenergetica y estrés
En 1939, el fisiólogo norteamericano Walter Cannon, describió los mecanismos fisiológicos que intervienen en el mantenimiento de un equilibrio físico-químico esencial para la salud del organismo, nombrando a este mecanismo como homeostásis.
La definió como el equilibrio necesario para la adaptación exitosa y la supervivencia, frente al trabajo permanente del organismo de estar expuesto a cambios externos e internos. Descubrió que este mecanismo regulaba cinco sistemas fisiológicos esenciales para mantener la vida, entre ellos, la tensión arterial, la temperatura y la cantidad de oxígeno en sangre. Cualquier modificación de nuestro entorno externo o interno, produciría modificaciones en este mecanismo.
En 1956, el fisiólogo y médico austrohúngaro Hans Selye, presentó el libro “El estrés de la vida”, dándole nacimiento a un concepto médico que se convertiría, a partir de ese momento, en el mayor riesgo para la producción de enfermedades, tanto físicas como psíquicas.
Inicialmente, este investigador definió el concepto de estrés como “la respuesta inespecífica del organismo a cualquier demanda sobre él”. O, como “todas las respuestas del organismo como consecuencia a todas las demandas ejercidas sobre ese organismo”.
Para Selye, el estrés comenzaba a convertirse en un factor de riesgo para la salud, cuando la situación externa o interna que producía la respuesta de estrés, llamada estresor, se mantenía el suficiente tiempo para romper las condiciones mínimas de regulación homeostática. Es decir, el organismo no lograba re establecer el equilibrio por sí mismo. No lograba auto regularse.
¿Cuáles serían los estresores cotidianos presentes en la vida de todos nosotros?
Por ejemplo, cualquier situación que nos produce miedo, o angustia o rabia y que persiste mucho tiempo activa. Es decir, situaciones que no podemos resolver concretamente o, cuyos efectos no podemos elaborar emocional y psíquicamente, y siguen activas en nuestro organismo/psiquismo, produciendo efectos no deseados.
Es importante tener en cuenta que esos estresores pueden ser reales y concretos, o pueden ser tan solo rememoraciones de situaciones que sucedieron en el pasado, pero que no han podido ser resueltas internamente. Se ha podido comprobar científicamente que los recuerdos producen la misma reacción bioquímica y fisiológica que la experiencia directa. De este modo, los recuerdos de situaciones traumáticas pueden producir la misma respuesta de estrés (ataque/huida) que la experiencia directa.
La respuesta de estrés en el organismo se mantiene activa debido a la secreción de hormonas vinculadas a él: fundamentalmente cortisol, adrenalina y noradrenalina.
Si la situación de estrés sigue activa, como por ejemplo los recuerdos que no pudimos elaborar, también siguen activas las condiciones que van a generar el desgaste del organismo por estrés crónico. De este modo, queda abierto el camino hacia la enfermedad, tanto orgánica como psíquica.
En la última década, los bioenergetistas que pertenecemos al IIBA, aprendimos a valor profundamente el concepto de autoregulación, y aprendimos a trabajar sobre la concreción de este estado. Hemos modificado la teoría y la técnica clásica de la bioenergética para incluir formas de trabajo que potencien el valor de conceptos clásicos como respiración y grounding, como herramientas regulatorias.
La bioenergética tiene herramientas en su mismo cuerpo teórico y técnico que impactan directamente sobre el nivel fisiológico del organismo. Es claramente observable durante una sesión terapéutica o una clase de ejercicios como el ritmo que la persona tenía en el comienzo de nuestro trabajo, va modificándose. También es claramente observable que a muchas personas les lleva mucho tiempo hacer modificaciones. ¿Será esa dificultad la evidencia de una alteración de larga data que se presenta en varios niveles al mismo tiempo?
Claro que sí, fundamentalmente, a nivel fisiológico y a nivel psíquico. Es claro para nosotros que si no logramos transformar el nivel fisiológico, no lograremos modificar profunda y permanentemente el nivel psíquico. De este modo, seguimos sosteniendo el concepto de identidad mente-cuerpo, que ya Wilhelm Reich descubrió. También lo hacemos desde la mirada actual del tratamiento del estrés.
Construirse Analista Bioenergético… Un camino 2018 / Lic. Silvina Perrotta y Lic. Marina Vinocur
Construirse Analista Bioenergético… Un camino
Formarse como analista bioenergético, tiene características específicas y particulares. Se trata de un proceso de alto compromiso individual, que atraviesa a la persona a nivel psicocorporal. Todas las cuestiones teóricas, pasarán por la vivencia, incluyendo la dimensión analítica, corporal y vincular, siendo esta la única forma de realmente aprehender la técnica, mientras por supuesto, se producen infinidad de transformaciones y tomas de conciencia.
El coordinador docente y la grupalidad, generan el ambiente seguro necesario para que dicho proceso se pueda desarrollar en toda su riqueza.
Como una de nuestras premisas fundamentales es la unidad funcional cuerpo-mente, todo el camino que lleva volver a conectar estos aspectos, que producto de las propia historia generó cortes, bloqueos de energía, traumas etc. requieren de un entonamiento en vinculo que permita sanar.
Esto es lo que intentamos a conciencia durante nuestra formación, y es la única via para que el terapeuta pueda conectar con estos niveles de integridad y profundidad más tarde con sus pacientes, estar con su cuerpo-mente integrados, consciente de sus sombras, luces, bloqueos, y fluidez.
La misión de un Terapeuta Bioenergético, a través de las palabras de Robert Lewis MD; miembro de la Facultad del IIBA:
“Cuando no tienes palabras para tus sentimientos, para lo que te ha sucedido, para lo que está perdido en ti, nosotros escuchamos la resonancia interna de lo que habita en tu cuerpo. Te ayudamos a sentir y amplificar esa resonancia interna hasta que su movimiento se acerca lo suficiente a la superficie de tu ser como para entrar en tu conciencia. Pero también escuchamos cuidadosamente tus palabras y somos tocados por ellas cuando las mismas provienen de lo profundo de tu ser, allí donde nadie estuvo para ayudarte. Invitamos a rendirte al espíritu de tu cuerpo y al cuerpo de tu espíritu, donde se produce el abrazo con tu verdadero self.”
De círculo vicioso a círculo virtuoso 2018 / Lic. Marina Vinocur y Lic. Silvina Perrotta
De círculo vicioso a círculo virtuoso
Como podemos aprovechar este nuevo inicio de ciclo para explorar cambios?
Fin de año, comienzo de año, son momentos que en general nos llevan a hacer un recorrido por lo que hemos vivido en este último periodo. Si tenemos la suerte de poder tomarnos una pausa, un descanso, además podemos sumarle la posibilidad de re pensar que queremos cambiar, que año queremos, que actividades nos hacen bien, que necesitamos sumar más que quitar, para tener un año con mayor armonía y afín a nuestras necesidades interiores.
Cómo hacer para no ser arrasados otra vez por la velocidad de la cotidianeidad, es un desafío que podemos tomarnos. Podemos darle un gran giro a la rutina para tratar de encontrar lo extraordinario en oposición a lo ordinario.
Pero esto requiere de la puesta de energía en esa dirección. Cuando queremos cambiar algo, en general se trata de algo que nos molesta mucho de nosotros mismos, y que nos cuesta modificar. Esto es así, porque durante muchos años de nuestra vida, ese surco cerebral, ese circuito neuronal fue visitado incontables veces. Sirvió para la supervivencia, pero tuvo tanta carga emocional que el cerebro reconoce una situación presente semejante, quizás diluida a la mas mínima expresión, y reacciona químicamente exactamente igual que en la situación original, generando comportamientos desajustados y desproporcionados al hecho presente.
Si mantenemos las emociones negativas que cualquier evento puede causar en nosotros durante mucho tiempo (días, meses o años) creamos rasgos de carácter en la persistencia de mantener químicamente esos recuerdos vivos.
Para cambiar debemos mirar las emociones que hemos memorizado como parte de nuestra identidad.
Cuando liberamos nuestro organismo de esas emociones, liberamos nuestra energía y así el cuerpo no es más un esclavo del pasado.
¿Qué es lo más perjudicial de las respuestas de estrés activadas por las presiones del pasado, el presente y el futuro? Cuando perdemos el equilibrio químico tan a menudo, el desequilibrio se convierte en un estado habitual.
Lo que en el pasado era una conducta adaptativa muy eficaz y una respuesta bioquímica beneficiosa (lucha o huida) se ha convertido ahora en una respuesta fija, rígida.
Cada vez que pensamos en un evento doloroso producimos la misma química que se generó cuando lo vivimos. Pero si logramos cambiar eso estaremos cambiando hacia una experiencia de sabiduría. Poner al cuerpo en el tiempo presente liberando energía. Los pensamientos mandan la señal hacia afuera y los sentimientos recogen lo que retorna.
Entonces cabe hacernos esta pregunta: ¿Qué es lo que programamos (transmitimos) diariamente??O de una manera más sencilla…Que nos decimos internamente la mayor parte del tiempo??
El cuerpo va a resistirse. Pero si le hablamos como le hablamos a un animal salvaje para calmarlo, estamos trabajando sobre nuestra transformación. Y el cuerpo tiene que modificar los receptores.
Ya no se trata de receptores químicos vinculados a la frustración, a la culpa o la infelicidad.
Podemos condicionar al cuerpo a una nueva mente cada vez que quiere ir a las viejas emociones. O comienza a anticipar el futuro y salir entonces del círculo vicioso para ir a un círculo virtuoso.
El trabajo es sostener ese nuevo estado del cuerpo y de la mente todo el día.
El proceso de cambio implica deconstruir conocimiento y reconstruir uno nuevo. Re inventar un nuevo estado con nuevas conexiones cerebrales que traen lo NO CONOCIDO.
Si nos familiarizamos con nuestros pensamientos, emociones, conductas inconscientes, nos convertimos en la consciencia observando el problema del pasado.
Se trata de enseñarle al cuerpo algo distinto. Y si lo hacemos regularmente, se volverá algo familiar. Construiremos una nueva identidad y una nueva realidad. Ya no vamos a estar definidos por nuestro pasado y nuestro drama. Y estaremos más expandidos para construirnos libres de esos condicionamientos inconscientes, evolucionando de la inconsciencia a la conciencia.
La vitalidad en la enfermedad, bioenergética en el ámbito hospitalario. Cuidando a los cuidadores, trabajo con enfermeros y médicos residentes
Introducción
El proyecto de iniciar una experiencia bioenergética dentro de un ámbito hospitalario, comenzó como comienzan muchos proyectos, en una charla liviana, mate de por medio, entre dos colegas. Compartiendo ambas la necesidad de salir del ámbito del consultorio, y acercar la Bioenergética a lugares donde la necesidad es mucha y las posibilidades de acceder a calidad de vida, pocas. Pensando durante los encuentros cómo y por dónde, apareció el coincidente deseo de una psiquiatra, formada en el Instituto Argentino, como CBT. Ella abrió las puertas para que pudiésemos llevar la bioenergética al hospital de Gastroenterología de la Ciudad de Buenos Aires, en el cual se desempeña como jefa del servicio de Salud Mental.
Nos resultó interesante e importante llevar esta técnica al ámbito hospitalario, un espacio donde los cuerpos están presentes desde el padecimiento y en general la calidad vincular está tan ausente. Los servicios de salud pública en nuestro país se encuentran colapsados lo cual genera que los profesionales que allí se desempeñan trabajen en condiciones de stress altos, con poblaciones vulnerables a todo nivel (económico, psíquico, emocional y orgánico).
Tenemos la hipótesis de que en este contexto de carencia, sumar la perspectiva corporal-vincular proporcionaría un campo más propicio para que se desarrolle el proceso de curación y/ o el atravesamiento de los tratamientos.
Desarrollo
Se comenzó con un grupo de pacientes que ya funcionaba en el Hospital, para la contención psicológica en sus diferentes tratamientos médicos, coordinados por dos psicólogas.
Nos presentamos con entusiasmo pero al mismo tiempo desconociendo las posibilidades o limites reales para el trabajo corporal de esos cuerpos. Iniciamos las reuniones con una invitación al movimiento, a conocer la forma de respirar, a reconocer en los cuerpos zonas de malestar y de bienestar, ampliando esta última sensación.
La población con la que iniciamos el grupo fue de pacientes en tratamiento de enfermedades crónicas o agudas del aparato digestivo, es decir, personas con patologías físicas, pero también con sus tensiones crónicas de base. Muchos no podían trabajar de pie, entonces lo hacían sentados. La mayoría se cansaba rápidamente, pero la invitación a sacar sonidos, aflojar tensiones musculares, sentir los pies sobre la tierra, les aportaba cierto alivio y una paulatina vitalización. Al mismo tiempo tenían una vivencia de sorpresa, ya que el contacto con el cuerpo, de este modo, era algo totalmente nuevo y podían sentir inmediatamente los efectos, descubriendo un cuerpo aliviado aún con zonas de dolor.
A lo largo de las reuniones vimos la necesidad de introducir la perspectiva vincular, con consignas que incluían propuestas de trabajo con otro por ejemplo: contacto visual, toque, sostén de cabeza, colocar las manos en la espalda para brindar apoyo y compartiendo alguna palabra dando un sentido a lo que iban experimentando en ese momento. Esto rápidamente generó en los encuentros grupales mayor conexión, afecto y apertura entre los participantes, que se percibía en la disposición a escuchar, compartir y saber por lo que los compañeros estaban pasando sin hacer foco en lo propio, al menos durante el encuentro. Brindando una mano abierta, una mirada cálida, o sentándose más cerca, podían acontecer encuentros maravillosos con sensaciones de ternura, solidaridad, compañía, empatía y resonancia.
Algunas enfermeras que pasaban por el espacio, nos veían trabajar a través de las ventanas y las invitábamos a participar, y otras eran convocadas por los miembros del equipo de Salud Mental del hospital. Así comenzó a configurarse la necesidad de trabajar con dos grupos diferentes según las necesidades. Por un lado las enfermeras con un gran deseo de relajar, aflojar y reír, y por otro lado las personas en tratamiento que requerían más contacto, hablar, compartir vivencias, temores para poder sacarlos del cuerpo del dolor o al menos transformarlos. Decidimos entonces separar los grupos, trabajando con los pacientes y sus familiares en un grupo (muchos acompañaban), y con las enfermeras en otro.
Bioenergética como una herramienta para desbloquear, para recuperar la energía retenida, con un trabajo de contacto personal y también grupal, con énfasis en el grounding, y en recuperar la confianza perdida. Bioenergética como la herramienta para intentar hacer fluir la energía en el cuerpo, y tener un momento de encuentro de uno con uno.
Recordamos una cita del Dr. Lowen, La espiritualidad del cuerpo:
“Ahora bien, si tu eres tu cuerpo y tu cuerpo eres tu, este expresa quien eres. Es tu modo de ser en el mundo. Cuanta más vida tenga tu cuerpo, más estas en el mundo. Cuando tu cuerpo pierde algo de la vitalidad, por ejemplo, tiendes a retirarte. El mismo efecto produce la enfermedad, que provoca un estado de retiro. Todos quisiéramos ser y sentirnos mas vivos.”
Trabajo con los profesionales
El trabajo con las enfermeras se realizaba piso por piso, ya que no todas podían dejar sus puestos de trabajo, entonces éramos nosotras las que nos trasladábamos, y en pequeños espacios, como el office de enfermería, les proponíamos respirar, sentir los pies, reconocer las tensiones en el cuerpo, detectar si había alguna emoción presente. La recorrida nos resultó reveladora, porque nos permitió sentir el impacto en nuestro propio cuerpo de todo lo que allí acontece, captando la vital necesidad de construir espacios de pausa y contacto con uno mismo y en un lugar de tanta enfermedad, respirar la vitalidad. Por otra parte las enfermeras podían tomar algo para sí, cuando ellas sólo son dadoras en su función.
Intentamos no solamente la práctica de ejercicios bioenergéticos sino también compartir recursos. Pequeñas series que bien podían ejercitar en sus casas, o durante la jornada laboral, haciendo pausas que incluyeran alguna respiración, un grounding, o sentir los pies. Compartimos la importancia de dar un sostén firme y cálido a los pacientes en cada maniobra corporal, y poder respirar en calma conectando unos instantes con quienes estaban atendiendo. Algo sencillo pero muy difícil de recordar…
A las enfermeras se sumaron los médicos residentes, jóvenes formándose en alguna especialidad, con sus cuerpos tensos, cansados, exigidos, y también con prejuicios. El primer día en un grupo de veinte profesionales, les preguntamos quienes hacían alguna actividad con su cuerpo; solo uno levanto la mano, el resto no hacía nada ¨no tenemos tiempo, el ritmo es difícil, con noches de guardia y pocas horas de sueño” (sic). Trabajamos en sesiones cortas de media hora, ejercicios de descarga, emitiendo la voz, buscando soltar el peso. Nos miraban con caras extrañadas, no muy seguros de qué estaban haciendo, pero al terminar, sus caras estaban más despiertas, sus cuellos un poco más flojos, y sus respiraciones más profundas. Pero sobre todo, más presentes en sus cuerpos.
Sentimos la necesidad de instaurar un espacio corporal semanal, porque la resistencia es mucha. El ámbito hospitalario demanda muchos de los profesionales, con horarios extendidos y tareas de todo tipo. Un espacio mensual nos parece poco. Se necesita tiempo para hacer grounding dentro de la institución.
Sabemos que incorporar la pausa para contactar con el cuerpo, algo tan fundamental para nosotros, sólo se produce como consecuencia de una toma de conciencia que surge del trabajo personal, que en nuestro caso se dio en ámbitos de formación o psicoterapéuticos. Creemos firmemente en la Bioenergética como una herramienta valida para mejorar la calidad de vida en general, que también incluye, la calidad en el trabajo y la atención, en este caso en el hospital. Somos conscientes también de las resistencias y los miedos que aparecen si soltamos, de la sensación de caída, del temor a trabajar con el otro en el dolor físico y emocional.
Es un cambio de paradigma: En la fluidez del cuerpo, se puede encontrar el tono necesario, para hacer el trabajo.
El hospital es un ámbito muy necesitado de contacto corporal, se trabaja con los cuerpos pero desde una concepción lejana al vínculo. Creemos que es todo un campo a seguir explorando, el vínculo en sus diferentes perspectivas: cada uno con su propio cuerpo, entre el cuidador, médico o enfermero y el paciente. Y sobre todo, el trabajo sobre la vitalidad disponible y posible. Ya que ésta existe tanto en momentos de enamoramiento, duelo, o enfermedad. La vitalidad es una cualidad de la energía.
Queremos agregar una vivencia que tuvimos durante todo el tiempo de visitar el hospital, la cual derribó nuestros prejuicios por completo. Nosotras creíamos que al entrar al ámbito hospitalario, saldríamos cargadas, desvitalizadas, “vampirizadas”, pero nos ocurría todo lo contrario. La experiencia nos devolvía al mundo, energizadas, optimistas y más vitales que al entrar. Probablemente porque existe una excelente retroalimentación, más allá de que tratáramos con gente con patología o en estado de salud.
Creemos que hay mucho por hacer, muchos espacios donde poder llevar el trabajo bioenergético, en su formato de clases de ejercicios, sin tener que estar en el ámbito del consultorio, ni de la psicoterapia. Como un valioso recurso para re descubrir nuestro ser, y el cuerpo como un puente. Para poder transitar momentos de dolor, de miedo y de confusión. Quizá incluso pensando más ampliamente, poder incorporar una sintaxis más inclusiva, en el ámbito de la medicina y salud mental. Donde el cuerpo sea algo más que un órgano enfermo o un sistema enfermo.
Quisiéramos finalizar compartiendo una cita del Libro “La Enfermedad como camino”:
“La enfermedad hace curable al ser humano. La enfermedad es el punto de inflexión en que lo incompleto puede completarse. Para que esto pueda hacerse el ser humano tiene que abandonar la lucha y aprender a oír y ver lo que la enfermedad viene a decirle…” “La curación siempre esta asociada a una ampliación del conocimiento y una maduración.”
Lic. Silvina Perrotta
Clinical psychologist.
Universidad de Buenos Aires.
C.B.T.
Lic. Marina Vinocur
Clinical psychologist.
Universidad de Buenos Aires.
C.B.T.
Con la colaboración de
Dra. Mónica Agdamus
Universidad de Buenos Aires
C.B.T.
Publicado en 2015
La formación en Trabajador Corporal en Bioenergética 2015 / Lic. Inés Cao y Lic. Angélica Feliú
La formación en Trabajador Corporal en Bioenergética
Artículo publicado en la tercera edición de la Revista Latinoamericana de Psicología Corporal de abril 2015.
Resumen:
Consideramos que las clases de ejercicios bioenergéticos constituyen un espacio de trabajo valioso en sí mismo. Se trata de una herramienta poderosa que puede ser puesta al servicio de la prevención de la enfermedad y que, por lo tanto, amerita habilitar una formación específica para ser Coordinador de Ejercicios de Bioenergética. Lo consideramos un operador comunitario en el área de la Higiene Psicofísica cuyo actuar está centrado en la Profilaxis y la Promoción del bienestar y la salud
Hace 4 años que el Instituto Argentino de Análisis Bioenergético cuenta con una formación específica para el trabajo corporal, diferenciada de la formación para Terapeuta Certificado en Bioenergética. (CBT)
En nuestro Instituto la formación para C.B.T. está dispuesta en dos tramos, una fase pre-clinica dirigida a profesionales de la salud mental (psicólogos, psiquiatras, musicoterapeutas, psicopedagogos, etc) y una fase clínica destinada a Lic. en Psicología, y/o médicos especializados en psiquiatría. Habilitar esta nueva formación nos permitió recibir a todas las personas interesadas en esta línea de trabajo.
En el presente artículo, desarrollaremos las especificidades del trabajo corporal en bioenergética, características de esta formación, lineamientos, propósito, sus posibilidades y sus límites. Detallaremos el formato del curso, su contenido teórico y el rol del coordinador.
ntroducción
Nos interesa fundamentalmente que los alumnos comprendan la especificidad de estos ejercicios.
En bioenergética vamos a mover el cuerpo con el fin de ayudarlo a liberarse de tensiones (agudas y crónicas) y de esa manera a recuperar una circulación energética más fluida y una pulsación más plena. Esto significa propiciar el contacto con el cuerpo y su energía; sus tensiones físicas, sensaciones, emociones y pensamientos.
Los ejercicios son un vehículo para contactar la propia realidad, física-emocional y también interactuar con los integrantes del grupo,con sus diferentes energías y modos de expresión.
Se realizan en un espacio de aceptación, que propicia la expresión de emociones y la autorregulación de las mismas.
No se trata de “curar” sino de promover bienestar. Desde nuestro enfoque, la falta de conexión con uno mismo y con el otro, son los factores patógenos básicos en nuestra civilización. Al reconocer y atender a las propias necesidades y la cualidad de la relación interpersonal generamos espacios de salud.
Basamentos
Desde hace tiempo la comunidad médica reconoce que los factores psicológicos pueden agravar la enfermedad o que por el contrario los factores psicológicos y las creencias del paciente pueden facilitar la recuperación de la salud.
Elmer y Alyce Green, de la clínica Menninger han demostrado el principio fisiológico de que “todo cambio en el estado fisiológico viene acompañado por otro cambio complementario en el estado emocional y mental, ya sea consciente o inconsciente y lo mismo sucede a la inversa. En otras palabras, el cuerpo, la mente, y las emociones son un sistema unitario: si se afecta uno se afectan los otros”.
Este principio es una de las tesis fundamentales postuladas por Wilhelm Reich. Quien sostuvo que existe una Identidad Funcional entre la coraza muscular y la estructura de carácter. Ambas tienen una función defensiva: defender a la persona de sentimientos internos que han sido primero censurados por el medio ambiente y luego reprimidos. Sentimientos que se han vuelto “peligrosos” y por lo tanto han tenido que ser “suprimidos” para permitirnos una adaptación al medio cultural.
Para el Dr. Hans Selye, el estrés es la capacidad del organismo de dar respuesta a situaciones nuevas y está íntimamente ligado a los mecanismos de adaptación más primarios del hombre. Frente al estímulo el cuerpo se prepara para reaccionar y se convierte en una verdadera fábrica de sustancias químicas que posibilitan el ataque o la huida. El problema aparece cuando la situación no puede ser resuelta y las formas de ataque o huida son impracticables de acuerdo al contexto social. Una gran cantidad de sustancias se incorporan al sistema circulatorio, sobre todo hormonas liberadas por las glándulas adrenales, y no pueden ser descargadas. Su efecto negativo se acumula y termina por romper el metabolismo natural del organismo provocando daños en las arterias, los riñones, el corazón, etc.
Se trata del estrés crónico, estrés que se queda en el cuerpo sin liberarse, y que finalmente termina atrofiando el sistema inmunológico. Por lo tanto, la posibilidad de enfermar aumenta.
Desde la perspectiva energética hay una excitación que se produce en el interior del organismo, se expande hacia la superficie y da lugar a una descarga al exterior (Ataque, fuga o expresión). La descarga produce satisfacción y devuelve equilibrio al organismo hasta que se produzca otra onda de excitación. La pulsación, este movimiento continuo de expansión y contracción es el proceso fundamental de la vida.
La necesidad de adecuación al medio hace que muchas veces esa pulsación se altere y cuando se altera fuertemente comienza un encogimiento biopático por contracción del sistema nervioso autónomo. Ciertas zonas se sobrecargan y en ellas la energía se estanca, en otras la energía no llega y con el tiempo se crea un desequilibrio crónico en los tejidos. El proceso de contracción general llega a abarcar todo el sistema: órganos, tejidos, sistema sanguíneo, endócrino, sistema inmunológico.Dice W. Reich “el espasmo del diafragma constituye el centro de los trastornos biopáticos”.El bloqueo de la respiración es el mecanismo esencial.
La salud se caracteriza por la plenitud de esa pulsación en todos los órganos.
Lowen hace un planteo muy interesante. Toma en cuenta la necesidad de ser aceptado del niño y todos los esfuerzos que hace para lograr el afecto de los padres.
Dice que cuando la frustración o el rechazo sufrido es muy grande aparece en el chico (por desesperanza o por agresión vuelta sobre sí mismo) el “deseo de morir”, aparece el deseo de dejarse estar, de no intentar más conseguir el amor o la comprensión, de abandonar y morir.
Este deseo de morir es, por otro lado muy temido y entonces el niño se defiende movilizando su “voluntad de vivir”. O sea, continuando la lucha por conseguir el amor del medio mediante “logros” o “habilidades”. Se impone el: “Tengo que poder”, “no puedo aflojar”, “lo tengo que conseguir”. La “voluntad de vivir” es distinta que el “deseo de vivir”. El “deseo de vivir” corresponde al aspecto psicológico del instinto biológico, y es esa fuerza entusiasta que busca la expresión y la satisfacción. La “voluntad de vivir” surge de otro estrato de la personalidad, surge de la necesidad de defenderse del “deseo de morir”.
Lowen dice que el estrés socava la “voluntad de vivir” y que la enfermedad aparece cuando uno se esfuerza hasta sobrepasar su punto límite de resistencia.
El estrés socava la voluntad de vivir y nos arrima al deseo de morir que perdura en el inconsciente y esto vuelve a aterrorizarnos y a hacernos seguir más allá de nuestras posibilidades hasta que aparece la enfermedad en aquellos puntos que energéticamente han sido más alterados.
La posibilidad de experimentar el abandono o la entrega emocional durante el trabajo corporal permite tomar conciencia primero del temor y luego del placer y alivio que eso provoca generando micro experiencias correctivas.
La plenitud de la pulsación y la vibración aumenta el “deseo de vivir” y eso fortalece el sistema inmunológico. Por otro lado el mayor contacto aumenta la conciencia de los límites y posibilidades de nuestro cuerpo
Asimismo, tomamos el concepto de La Organización Mundial de la Salud (OMS) que define 3 niveles de prevención. Prevención Primaria, Secundaria y Terciaria,
– La prevención primaria: evita la adquisición de la enfermedad (control de riesgos ambientales, educación sanitaria, etc.). Previene la enfermedad o daño en personas sanas.
– La prevención secundaria: va encaminada a detectar la enfermedad en estadios precoces en los que el establecimiento de medidas adecuadas puede impedir su progresión.
– La prevención terciaria: comprende aquellas medidas dirigidas al tratamiento y a la rehabilitación de una enfermedad para ralentizar su progresión y, con ello la aparición o el agravamiento de complicaciones, intenta mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Algunas especificidades de las clases de ejercicios bioenergéticos
Los ejercicios bioenergéticos pueden ayudarte a tener mayor dominio de ti mismo al aumentar el estado vibratorio de tu cuerpo, al asentarte en tus piernas y volver más profunda tu respiración, agudizando la percepción de ti mismo y ampliando tu expresividad….Son ejercicios que en gran parte dependerán de lo que pongas en ellos. Si los haces mecánicamente sacarás poco de ellos. Si los haces compulsivamente, su valor disminuirá. Si los haces de un modo competitivo no habrás probado nada. En cambio, si los haces con interés por tu cuerpo y para su cuidado, sus beneficios te asombrarán.” A. Lowen
A continuación, extenderemos estos tres conceptos básicos mencionados por A.Lowen en el párrafo precedente.
Vibración:
“Un cuerpo saludable se halla en un estado constante de vibración. Esta motilidad inherente a un cuerpo vivo, resulta de un estado de excitación que está continuamente haciendo erupción en la superficie en movimiento…….La calidad de la vibración nos dice el estado de la persona” A.Lowen
Es bien específico de estos ejercicios, “poner el cuerpo a vibrar”.
Si el cuerpo está vivo, vibra. Por definición la energía es una onda vibratoria. Esas ondas que circulan en todo el cuerpo, son transmitidas hasta la superficie. Por lo tanto, la vibración es movimiento involuntario que no incluye a la motricidad. Podemos generar esta vibración ya sea,relajando los tejidos ( si hay tensión el organismo no vibra) y/o, aumentando la vitalidad La vibración es un fenómeno totalmente involuntario. Tiene su propia ritmicidad, Es diferente del movimiento motor voluntario.
Soltar el cuerpo a los movimientos involuntarios da cuenta de cómo la persona inhibe o bloquea el flujo de la energía. Se pueden observar vibraciones sutiles, finas, y otras más espasmódicas que dan cuenta del bloqueo energético. También es posible que se dé un temblor lo cual es característico del stress post-traumático.
El reconocimiento de estas diferentes cualidades de vibración, permitirá reconocer cuáles son sus zonas de acorazamiento, y la emoción contenida en ellas. Al liberar dicha emoción, la coraza irá cediendo y el fluir energético será más completo, dando a la persona sensación de integridad.
Respiración:
“…respirar no es simplemente una operación mecánica. Es un aspecto del ritmo corporal subyacente de expansión y contracción…” “Respirar profundamente es sentir profundamente. A.Lowen
En esta formación ponemos especial énfasis en que los alumnos comprendan la importancia fundamental de la respiración, entendiendo a la misma como un vehículo para lograr la conexión con su interior.
“El mecanismo central común a todas las formas de corazas es la perturbación respiratoria….el equilibrio entre la inhalación y la exhalación es también el equilibrio entre la contención emocional y la descarga emocional” D. Boadella
A lo largo de la formación se estudian los distintos patrones respiratorios inherentes a las distintas perturbaciones del self y estructuras de carácter.
Habrá personas con patrones respiratorios tendientes a contener, y se los motivará a explorar la descarga. A otros, con patrones respiratorios tendientes a descargar rápidamente se los motivará a sostener la carga.
Enraizamiento:
“En el campo de la bioenergía, empleamos esta expresión para describir la conexión de una persona con la tierra, su realidad fundamental. Que un individuo esté enraizado, significa que sabe quién es y donde está parado. ……es estar conectado con las realidades básicas de la vida: su cuerpo, su sexualidad, y las personas con las que mantiene relaciones. “ A.Lowen
Fundamentalmente proponemos ejercicios de sensibilización de piernas y pies para trabajar el contacto con la tierra. Asimismo, entendemos que el enraizamiento, en tanto seguridad interna, se manifiesta en todo el cuerpo.
La seguridad interna se construye mucho antes de que un bebé apoye sus pies en el piso. Se construye en el vínculo primario con la madre. El cuerpo de una madre disponible es el primer espacio de seguridad a experimentar (su vientre, su mirada, su voz, sus brazos, etc )
“la madre es nuestra tierra personal, así como la tierra es nuestra madre universal” A. Lowen
“el recién nacido descubre muchos enraizamientos, está tendido sobre el abdomen de la madre y se enraiza sobre la superficie del cuerpo de ella…..cuando mama, se puede decir que está enraizando su boca, cuando mira el rostro de la madre, está enraizando sus ojos, en el flujo del lenguaje en desarrollo, empieza a enraizar sus ideas, en sus progresivos movimientos…..aprende un buen o pobre contacto con su base física. Todo esto tiene lugar en un ambiente emocional,……El enraizamiento tiene que ver con lo que sucede cuando la energía fluye hacia la superficie del cuerpo y con el tipo de contacto que encuentra allí” D.Boadella
Sutilmente exploramos estos aspectos primarios a través de ejercicios vinculares. Lo hacemos a través del contacto visual, del ser sostenido, de ejercicios de apoyo, de entrega, etc realizados entre los compañeros de la clase.
Contacto con uno mismo y con los otros
Los ejercicios nos ayudan a contactar con la propia energía, a reconocer zonas de tensión, a aumentar el registro de sensaciones, a contactar con nuestras emociones y a facilitar su expresión. Aumentan nuestra energía, amplían la respiración y el estado vibratorio del cuerpo. La práctica regular de estos ejercicios es terapéutica de por sí, en el sentido que aumentan el caudal energético y facilitan una vida más plena y más consciente. A. Lowe
Damos particular importancia a las consignas para aumentar el contacto que cada uno pueda tener consigo mismo.
En general primero sentirán dolor en zonas que estaban anestesiadas, invitamos a que pongan atención a ellas.
Es posible que al seguir practicando los ejercicios puedan contactar con alguna emoción contenida en esa tensión (ira, miedo, tristeza) y también invitamos a que se permitan sentir esas emociones. La descarga de la emoción suele venir luego y produce alivio y placer. Si bien esa emoción tiene que ver con la historia personal no vamos a indagar en ella.
El propósito en este espacio es aprender a aceptar lo que es tal como se presenta en el propio proceso (sensación, emoción o pensamiento).Aprender que “lo que sea que se manifieste, está bien”, sin juiciosy también a aceptar el proceso de los compañeros que puede ser bien diferente al propio.
Invitamos a tomar registro de la propia expresión y la de los otros, a hacerse cargo de todo lo que esto genera en cada uno. O sea: que me pasa cuando escucho mi propia voz, (me da vergüenza?me da miedo a que me reten?, que se burlen? etc).
O escucho a un compañero llorar, o gritar, (- me preocupo?, me asusto?, me irrito?, me hace acordar a las peleas en mi casa? etc).
Ante la propuesta de decir “NO” agregamos sutilmente: a qué le digo “no”, que cosas no quiero mas en mi vida? etc
Los ejercicios darán lugar no solo a una ampliación de la respiración, de la vibración y expresión sino también a una ampliación de conciencia a nivel del pensamiento y de las ideas que nos transitan.
Porqué consideramos que estas clases tienen un efecto preventivo en la salud.
Estas clases posibilitan un proceso de autoconocimiento significativo y en muchos casos se convierten en un estímulo para comenzar un trabajo psicoterapéutico.
Desde esta perspectiva podemos decir que tienen un rol en la prevención primaria, secundaria y también terciaria cuando las clases acompañan un proceso de psicoterapia.
Tienen valor preventivo de enfermedades ya que se proponen ejercicios especiales para cada zona corporal y cada zona refiere a una parte de la esfera emocional. Por ejemplo: Al trabajar con el plexo cardíaco, se “abre” el corazón desde lo emocional y simultáneamente se liberan las tensiones que pueden oprimir físicamente al corazón. Lo mismo pasa cuando aplicamos los ejercicios adecuados a la zona abdominal o pelviana, etc.
Esto permite planificar clases con propósitos específicos y proponer talleres abiertos a la comunidad
Apreciamos profundamente el papel que juega el abrirse emocionalmente delante de otros en un grupo. Generalmente supone haber atravesado obstáculos y prejuicios.
El clima de aceptación que se propone ayuda a generar nuevos registros y aprendizajes.
El darse cuenta que los mismos estímulos propician respuestas muy distintas para cada compañero favorece el descentramiento egocéntrico y ayuda a apreciar la alteridad y la individualidad.
Al mismo tiempo permite darse cuenta que, aflojadas las defensas todos nos encontramos compartiendo realidades básicas unificados en nuestra condición esencial de seres humanos.
Cuando termina la clase invitamos a que cada uno comparta (si es su deseo) en una o dos palabras, algo de lo que haya experimentado o descubierto, sea una zona del cuerpo, registro emocional u otro.
Creemos que poner una palabra a la experiencia cierra un circuito, al sumar a la expresión, la comunicación y el compartir
Rol del coordinador de ejercicios de bioenergética
Es fundamental el rol del coordinador
Coordinar una clase de ejercicios requiere poder seguir el hilo energético del grupo y a la vez la necesidad específica de cada persona.
Con su presencia y conexión imprimirá la posibilidad de estar presente y conectado de cada participante.
El coordinador tiene que facilitar la expresión emocional, acompañarla y contenerla.
Debe manejar el timing justo para que las personas contacten con sus zonas de tensión, pudiendo atravesar paulatinamente estos bloqueos, y ayudar a que puedan autorregularse.
Es necesario aprender la manera respetuosa de acercarse, de ingresar en el campo energético de alguien y realizar el toque adecuado, ya sea para ayudar a entrar en contacto o para acompañar la expresión de la emoción.
El propósito es la expresión de algo verdadero.Es necesario estar atento a las posibles actuaciones de pseudo-liberación (gritos, patadas etc, sin conexión) y poder orientarlas.
Es necesario ser claro en las consignas físicas y, a la vez, alentar la expresión y el registro de lo que está aconteciendo.
Para que el coordinador pueda cumplir con estos requisitos debe haber él mismo vivenciado este proceso. No alcanza la mera comprensión intelectual.
Estructura Formal del Curso (TCB)
La formación para Trabajador Corporal en Bioenergética, está destinada a todos aquellos interesados en el trabajo corporal (artistas, profesores de gimnasia, masajistas, kinesiólogos, etc.)
Es una formación que dura 3 años, con encuentros semanales de 2,30hs (clases teóricasvivenciales) más una clase de ejercicios semanal.
Es nuestra intención que los alumnos tengan un entrenamiento corporal intenso para que puedan contactar con sus propias tensiones y emociones. Este es un requisito básico para poder acompañar y contener a otro en su expresión emocional.
Nuestro marco teórico sigue los lineamientos de destacados autores en esta línea, como son los textos de A. Lowen, D. Boadella, W. Reich, Keleman y fichas elaboradas por los docentes tanto acerca de los aspectos psicológicos como de los anatómicos y fisiológicos.
-El temario teórico trata de:
En 1er año vemos temas fundamentales de Bioenergética: respiración, energía, grounding, emociones, sexualidad, concepto de identidad funcional cuerpo -mente, etc. Estructura de una clase de ejercicios
En 2do.año: abordamos el desarrollo evolutivo y la psicopatología de cada período diferenciando entre trastornos del Self y estructuras de Carácter., También vemos cómo se observa esto en el cuerpo, en términos de bloqueos, tensiones crónicas y morfología muscular. Además focalizamos en cuáles son los movimientos más adecuados para liberar las tensiones en cada estructura. Revisamos conceptos básicos de anatomía y fisiología
En 3er año, en cadaencuentro los alumnos coordinan la clase de ejercicios y son supervisados por el docente. Profundizamos anillos de tensión, lectura corporal y ejercicios más adecuados para liberar dichas tensiones.
Al finalizar el curso tienen una evaluación, que consiste en coordinar una clase de ejercicios frente a un docente del I.A.A.B.
Aplicaciones de una clase de ejercicios de bioenergética:
En estos años hemos visto como algunos egresados han podido aplicar los ejercicios de bioenergética en distintas áreas:
-en personas con alguna discapacidad
-en grupos de teatro
-en grupos de recreación infantil
-en grupos de pacientes hospitalizados
-en grupos de personal de hospitales o instituciones de salud.
-en grupos empresariales
-en clases individuales, muchas veces indicadas como complemento del proceso psicoterapéutico.
Cuando el propósito de la bioenergética está bien internalizado, el coordinador tiene libertad para expresar su creatividad y su propia cualidad energética. Habrá clases más lúdicas, más sutiles, más energéticas, más expresivas, etc.
Consideraciones finales
-Los trabajadores corporales en bioenergética se constituyen en agentes comunitarios de prevención de la salud. Estos ejercicios permiten la liberación de tensiones acumuladas, las cuales de quedar así, tienden a enfermarnos. Al abrir los canales de expresión, la voz, el movimiento, la respiración, etc., estamos colaborando a restituir el pulsar básico y natural del organismo vivo. Estamos fomentando la salud física y psíquica; estamos realizando prevención.
-Estar en un espacio donde se invita a un cuerpo a abrirse y a expresar algo verdadero brinda mucho bienestar y, cada emoción que encuentra su cauce, libera y provee una energía que queda disponible para la vida, para disfrutar y para sentir. -Dejar de estar acorazados es perderle el miedo a nuestra sensibilidad.
-Una clase de ejercicios de Bioenergética es una invitación a estar presentes, aquí y ahora, en contacto con uno mismo y con los otros.
-El estímulo de las funciones vitales positivas como el placer, el desarrollo, la creatividad, la actividad etc. son importantísimos en la prevención de la enfermedad y de los procesos de muerte prematuros, porque aumentan el placer por la vida y el deseo de vivirla.
Bibliografía
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Reich W. (1991) La Función del orgasmo. Editorial Paidos, Méjico, Buenos Aires, Barcelona
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TonellaG.(2010) Vibración, Temblor, Espasmo – Continuos Education I.A.A.B.
La vulnerabilidad como un camino de resiliencia: relato de una experiencia 2014 / Lic. Ana Krsul
La vulnerabilidad como un camino de resiliencia: relato de una experiencia
El presente artículo fue publicado en la primera edición electrónica de la Revista Latinoamericana de psicología corporal, abril 2014.
Resumen: Este artículo tiene como objetivo compartir una experiencia clínica compleja y una construcción teórica en la que articulo tres campos teóricos diferentes: el Análisis Bioenergético y su concepto de vínculo como potencial de transformación; las neurociencias y los estudios recientes de los procesos de neurogénesis en los tejidos cerebrales dañados por efecto de estrés crónico o de estrés post traumático; el concepto de resiliencia y la utilización de modelos de intervención a nivel de Salud Pública en situaciones de catástrofes sociales en Argentina. Deseo mostrar la articulación de estos tres campos teóricos, su aplicación en un caso clínico en consultorio privado y los resultados producidos hasta el momento. Y deseo compartir preguntas que me acompañan todos los días en mi trabajo clínico.
Palabras llave: Análisis Bioenergético – Vínculo – Neurociencias – Resiliencia
Abstract: This article aims at sharing a complex clinical experience and a theoretical construct where three distinct theoretical fields are articulated: Bioenergetic Analysis and the concept of patient-therapist bond with its transformative potential; the neurosciences and recent studies of neurogenesis processes occurring in brain tissue damaged as a result of chronic or post-traumatic stress; and the concept of resilience
together with the use of public health intervention models to address social catastrophes in Argentina. I intend to show the articulation of these three theoretical fields, provide a case report from a private practice setting where they are applied, and present the results yielded so far. Moreover, I raise some questions that I ask myself as a professional on a daily basis.
Key words: Bioenergetic Analysis – Therapeutic Bond – Neurociencies – Resilience
Lo importante no es lo que han hecho con nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho con nosotros” Jean-Paul Sartre
Introducción:
En el presente artículo deseo compartir una experiencia clínica que todavía sigo desenvolviendo y construyendo con la paciente y que me ha enseñado mucho de la capacidad resiliente de quienes nos buscan para que los ayudemos, y de nosotros como terapeutas. Este caso me exigió recurrir a formas novedosas de una clínica de consultorio privado, con el uso de herramientas no habituales en mi práctica, dada la complejidad y la condición resistente de la defensa de la paciente.
Desde el campo de la clínica psico-corporal bioenergética al cual pertenezco, voy a describir el uso del vínculo como elemento constructor y facilitador de potencialidades transformadoras.
El concepto de resiliencia tal como es tomado por autores como Grotberg y Cyrulnik. Y por autores argentinos como Galende y Zuckerfeld quienes han desarrollado modelos complejos de construcción de resiliencia en casos de tragedias colectivas que marcaron modos de intervención a nivel de Salud Pública en la Argentina.
Incluyo también una mirada desde la neuropsiquiatría actual que, atravesada por el campo de las neurociencias, trabaja sobre los potenciales de transformación del cerebro.
Enraizando en la teoría:
En relación al uso del vínculo como herramienta transformadora dentro de la clínica bioenergética, muchos son los autores que han trabajado sobre esto.
Robert Hilton ha tomado a lo largo de su obra el desarrollo de Winnicott en relación a un terapeuta posicionado como soporte amoroso, que facilita la aparición y el despliegue de todos los aspectos de dolor, de soledad y de desencuentro históricos de ese paciente. Este autor sostiene que desde ese soporte amoroso puede emerger lo que Winnicott llamó el gesto espontáneo, como expresión de su creatividad: “el bebé es un caos regulado por un impulso vital, por cierta anarquía vital de movimientos motores y sensoriales a los que una madre sostiene y da forma” (Winnicott, 1990). Esos movimientos no integrados del bebé es lo que Winnicott llama el gesto espontáneo. Y son la materia prima de nuestro trabajo como terapeutas psico-corporales: la co- construcción de la historia, a partir de ayudar a que se desplieguen las dimensiones energético-motores-sensoriales y emocionales que permitan al paciente construir un relato enraizado y auténtico.
Hilton sostiene repetidamente a lo largo de su obra (Hilton, 2007) la importancia de que el terapeuta reciba y acepte los NO del paciente como expresión de su derecho a no adaptarse a la falta de amor, a la falta de comprensión, a la falta de sostén que el ambiente pueda haber generado. Y alienta a los terapeutas para que aceptemos pacientemente estos NO, con la convicción de que en algún momento esta expresión de amor incondicional dará nacimiento a un auténtico SI a la vida y al amor. Toma de Harry Guntrip un frase de su libro, Personal Relations Therapy “si es en malas relaciones humanas que las personas enferman emocionalmente, sólo pueden curarse en buenas relaciones humanas”.
Hilton nos exige que como terapeutas psicocorporales estemos disponibles para tomar de forma respetuosa a los pacientes en sus formas de padecimiento tratándolos como seres con derecho a ser comprendidos, mostrando un interés genuino, compasión real y creyendo en él /ella para que desde ese acto el paciente pueda, a su debido tiempo, creer en sí mismo.
Guy Tonella (2012) en un artículo reciente trabaja de modo exhaustivo sobre el sistema de apego que describió Bowlby y desarrolla la potencialidad de regulación interpersonal que tiene este concepto.
En este artículo él sostiene que una figura de apego es una figura hacia la cual el bebé dirige su comportamiento de apego. Una figura de apego es una persona que se compromete en una interacción afectiva y social durable con el bebé y quien animará la interacción. Una persona que responderá fácilmente a sus acercamientos y a sus señales.
El “sistema de cuidar” es “el aspecto parental del apego”. Y es la expresión de una tendencia biológica: se trata, por parte del adulto, de la capacidad de proporcionar cuidados y de ocuparse de alguien más pequeño que él. Para Bowlby es el sistema más ligado al aprendizaje social.
Tonella describe los desarrollos acerca del apego seguro y las tres versiones de apego inseguro (ansioso-evitativo, ansioso-ambivalente, desordenado-desorganizado) y afirma que “según las posibilidades que el bebé considera de poder recuperar un contacto con su madre, este es llevado a acentuar o a inhibir su comportamiento de apego”. Y destaca que para Bowlby, la desactivación total del sistema de apego es imposible, a pesar de la aparente independencia de ciertos niños. “La observación clínica fina muestra que sus comportamientos y sus emociones quedan organizados (sana o patológicamente) alrededor de la figura de apego”.
¿Qué sucede cuando encontramos que la gravedad de un paciente puede poner en riesgo su propia vida más allá de lo que nosotros podamos hacer como terapeutas responsables, amorosos y profesionales?
El concepto de resiliencia tomó, en la última década, mucha importancia para pensar sobre la capacidad de transformación que algunas personas pueden desarrollar frente a situaciones de adversidad. La noción de resiliencia fue clásicamente definida como “la capacidad humana de enfrentar, sobreponerse y ser transformado por experiencias de adversidad”. (Grotberg, 2001). En esta definición la idea de transformación es muy importante. La experiencia de atravesar la situación de adversidad puede abrir un potencial de transformación que podría, a su vez, generar respuestas novedosas. Emiliano Galende (2004) escribe en relación a esto:”…son las mismas circunstancias adversas las que producen condiciones subjetivas creadoras, que enriquecen sus posibilidades prácticas de actuar sobre la realidad en la que vive, y transformarla o transformarse”.
Esta definición sugiere que en todo paciente, más allá de su situación de vulnerabilidad, existe siempre un potencial de salud que tenemos que considerar. Desde esta mirada, nuestro trabajo como terapeutas sería ayudar al paciente a descubrir este potencial y a activarlo para modificar su vida.
Boris Cyrulnik (2001) desarrolló el concepto de tutor de resiliencia y lo definió como: una persona, un lugar, un acontecimiento, una obra de arte que provoca un renacer del desarrollo psicológica tras el trauma”. Se trata de alguien que brinda amor incondicional y corrige un desarrollo a través de una interacción que construye un nuevo tejido, una nueva trama de significación. Esta mirada valora la construcción de redes vinculares, como elemento fundamental en la reconstrucción subjetiva que sigue a un hecho traumático, individual o colectivo.
Autores argentinos que han trabajado en programas de Salud Pública en equipos de intervención y atención de personas que sufrieron tragedias colectivas sostienen que “el desarrollo resiliente frente a la adversidad consiste en una metamorfosis subjetiva, producto de un potencial que sirve para la creación de condiciones psíquicas nuevas, que transforman el efecto traumático con la imprescindible existencia de vínculos intersubjetivos”. (Zukerfeld y Zonis Zukerfeld, 2006).
Y colaboradores de Bowlby han sugerido que el apego seguro está en la base de la resiliencia.
En los últimos años, el campo de las neurociencias profundizó el estudio del cerebro y sus capacidades de neurogeneración y de neuroplasticidad, así como el estudio de los efectos del estrés crónico y del estrés post traumático (PTSD). “Todas las experiencia traumáticas llegan a las cortezas primarias y secundarias por medio de la aferencias sensoriales” (Fraticola, 2009). Las zonas implicadas en la tramitación del estrés son: la corteza pre-frontal, el hipocampo, la amígdala y el hipotálamo. Y el mismo autor afirma que como consecuencia de experiencias traumáticas crónicas a lo largo del tiempo van a ocurrir cambios en la corteza cerebral y en las estructuras límbicas que van a producir un aumento de la noradrealina y del cortisol, con efectos deletéreos en estas estructuras. La corteza frontal y pre frontal son las que reciben en primer lugar el impacto de las situaciones traumáticas y son las que primero se dañan, atrofiándose y no pudiendo accionar una respuesta adaptativa adecuada. Como funciones principales de esta corteza encontramos: planeamiento y toma de decisiones, memoria de trabajo, control de conductas impulsivas.
El estrés crónico atrofia también el hipocampo cuya mayor función es la de memoria, fundamentalmente declarativa y episódica. En pacientes que por efecto del estrés crónico o el estrés postraumático este núcleo está dañado pueden desaprender lo qué es peligroso y lo qué no lo es, poniendo en riesgo muchas veces su vida con conductas poco cuidadosas.
El estrés crónico afecta también a la amígdala. Inicialmente se hipertrofia, es decir que por efectos del estrés se produce una inflamación o aumento de este núcleo así como una hiperactivación de las respuestas de miedo y de ansiedad. Hay que recordar que es el área que activa las respuestas automáticas de lucha o huida. La función principal es la percepción emocional del miedo y la ansiedad y de las emociones básicas. Y es un núcleo que pone en funcionamiento el complejo sistema orgánico de la respuesta al estrés. Si este se vuelve crónico, la amígdala también se atrofia siendo ya el proceso de regeneración imposible.
El hipotálamo es el centro que recibe toda la información sensitiva y la procesa. Como respuesta a esto va a liberar corticoides, con un aumento de la ACTH y secundariamente de cortisol. Esta es la respuesta normal del organismo frente a una situación de estrés agudo (aquel necesario para adaptarse a los pequeños cambios de la vida). Si el estrés se transforma en crónico, se daña la respuesta endocrinológica de feedback negativo que regula este sistema y se dispara un indiscriminado aumento del cortisol (hipercortisolemia) y consecuentemente de la producción nociva de glucocorticoides que dañan al cerebro.
Tanto la amígdala como el hipocampo (complejo nuclear amigdalino) son estructuras cerebrales profundas que procesan experiencias y forman una interface entre áreas cerebrales vegetativas, como el hipotálamo, con áreas superiores como la corteza frontal. Todas estas estructuras son centrales en el procesamiento de la ansiedad y el miedo.
Si este es el efecto que se produce en el cerebro de personas que padecen estrés crónico o estrés post traumático ¿qué sucede en el cerebro de nuestros pacientes que han padecido trauma de desarrollo y en los que también pueden detectarse los efectos del estrés crónico? Hablo de personas cuyos síntomas habituales son: conductas impulsivas; dificultad de utilizar el pensamiento como una herramienta para el planeamiento y la toma de decisiones y para jerarquizar información; dificultad en el manejo de la ansiedad, el miedo y el estrés; tendencia a la depresión y a la afectividad negativa; dificultad en la capacidad de concentración; etc.
¿Es este conocimiento que hoy aportan las neurociencias una invitación a repensar la sintomatología de muchos de nuestros pacientes en su relación con un daño concreto y real en la estructura del cerebro? Estas zonas cerebrales dañadas en forma permanente como efecto de situaciones traumáticas primarias, ¿tienen alguna relación con la resistencia de ciertos síntomas y de ciertos modos de padecimiento que no muestran capacidad de transformación, a pesar de todos nuestros esfuerzos terapéuticos?
Relato de la experiencia:
Quiero compartir el relato de una experiencia que me marcó profundamente en mi práctica clínica.
En el año 2009 una mujer se comunicó conmigo para pedirme una consulta en mi consultorio privado. Cuando llegó a la consulta la reconocí. Hacía ya algunos años (siete exactamente) ella había tomado clases de ejercicios bioenergéticos conmigo en el Instituto Argentino (IAAB).
Comenzamos hablando de eso y ella me dijo que había estado en tratamiento psicoterapéutico con muchos profesionales, algunos bioenergetistas también. Y cuando le pregunté porque me había buscado a mí ahora como terapeuta, me dijo que en aquella época yo le había dicho algunas cosas que habían resultado útiles. El tiempo y el proceso me mostraron rápidamente que esto no era así.
Cuando llegó a trabajar conmigo ella tenía 39 años y desde los 18 años había estado en tratamientos psicológicos y de otros tipos. A pesar de lo cual estaba en muy malas condiciones emocionales y psíquicas. Prevalecía una mirada de crítica despiadada sobre todo lo que ella hacía, pensaba y decía. Cada cosa podía ser refutada por su contrario. Vivía en estado de ansiedad permanente, con un pensamiento hiperactivo que la arrojaba de una idea a la otra, en un caos desesperado.
Su primer relato fue acerca de la forma en que terminó su anterior proceso de psicoterapia. Su terapeuta había hablado con ella por teléfono muy enojada para decirle que no iba a atenderla más. La paciente no tenía idea de lo que había sucedido con la terapeuta y esa situación había sido una más de la enorme cantidad de situaciones de abandono que ella había tenido en su vida.
En ese momento estaba en una relación de pareja que era de mucha exigencia para ella, en donde no podía sentirse a gusto y en la que todo el tiempo se activaban fantasías celotípicas y fantasías persecutorias de inadecuación. Había tenido vínculo con muchos hombres, pero con la mayoría no pasaba de una vinculación puramente sexual y en muchos casos promiscua. Inexorablemente, todas terminaban en abandono.
Tenía amigos, pero en su vinculación ella sentía que no podía ser ella misma y que tenía que construir un personaje que los otros pudieran aceptar, sin poder sentirse querida y acompañada auténticamente por estas personas. El enorme malestar aparecía en relación a situaciones del presente. El pasado, tanto el inmediato como el más antiguo, aparecían difusos y poco claros.
Su padre, que había sido para ella su soporte afectivo, había muerto hacía algunos pocos años. Tenía una relación de mucha idealización con una hermana mayor. Y a pesar de que la relación con su madre había sido de mucho abandono, ella no conectaba este dolor histórico. Hablaba de su madre como “algo que era así y no tenía solución”.
A medida que se sucedían las sesiones ella me contaba acerca de toda la ayuda que había buscado en su vida para tratar de resolver este estado de permanente sufrimiento, enorme confusión y dolor. A pesar de toda esta búsqueda, la ayuda nunca había logrado transformar algo de este estado. Más bien se había transformado en “un conocimiento teórico” que ella utilizaba para justificar el funcionamiento de una mente que la enloquecía todo el tiempo
En general, la impresión que yo tenía era que no había allí reconocimiento de vínculo con un “otro”. No había registro de la existencia de otra persona que estuviera allí para entrar en un vínculo con ella. Todo lo que sucedía en el plano vincular sucedía dentro de su mente alterada e hiperactiva.
Su relación primaria fue profundamente traumática. Una madre solo preocupada por ella misma, repetidamente ausente y vivida como peligrosa. Un padre presente y débil, que brindó sostén amoroso a pesar de su debilidad. Pero a sus 25 años la paciente descubre que este padre no es “biológico”. Su madre quedó embarazada de otro hombre. A la situación de trauma de crianza su sumó este nuevo dato que ingresó vulnerabilizando y confundiendo aún más una organización ya profundamente vulnerable.
Cuando ella hablaba de esta historia lo hacía sin conexión emocional. Ella “sabía” que su historia era traumática, pero no podía hacer conexión emocional ni podía vincular en forma permanente esta historia con el devenir de su vida actual, a pesar de sus 20 años de distintas psicoterapias.
El trabajo energético-somático era bueno para ella, pero el efecto no duraba nada, como tampoco duraba ninguna intervención vincular que podía calmarla en el momento, trayéndole un poco de sentido.
La paciente seguía buscando “algo” que la calmara: homeopatía, religión, yoga, cursos de filosofía oriental. Venía a mi consultorio como un acto automático, pero yo sentía que ella no creía realmente que yo pudiera ayudarla de algún modo. Accedió a hacer una consulta con un psiquiatra. Pero el médico que eligió no la ayudó inicialmente con su problema, ya que el esquema de medicación que sugirió no era el adecuado para su problema. La ansiedad y la angustia desbordantes eran estados profundamente tóxicos que estaban funcionando como agentes re traumatizantes. Fue necesario cambiar el dispositivo de trabajo y hacer ajustes drásticos.
La paciente vivía sola, aunque no estaba mucho en su casa ya que se llenaba todo el tiempo de actividades. Venía a consulta dos veces por semana, pero era frecuente que faltara a la segunda sesión o que llegara media hora tarde. Ella buscaba desesperadamente el amor y la atención, pero ¿podía recibirlo cuando lo tenía?
Creando nuevas condiciones:
Le comuniqué a la paciente que íbamos a hacer cambios en el tratamiento:
Tendríamos dos sesiones por semana, pero íbamos a trabajar en sesiones más cortas de 35 o 40 minutos cada una. El objetivo de ajustar el tiempo de sesión era hacerla vincularmente tolerable para ella. De este modo evitábamos que tuviera que recurrir a llegar tarde como una defensa frente a lo intolerable de mi disponibilidad, produciendo cada vez que llegaba tarde a sesión, un nuevo fracaso que también la lastimaba.
También le informé que no podía vivir más sola y que tendría que vivir con su hermana por el tiempo que fuera necesario para su recuperación. Su hermana accedió a sumarse al tratamiento y lo hizo con mucha responsabilidad. Acordamos tener contacto telefónico cada vez que fuera necesario. Esta hermana junto a sus dos pequeños hijos se transformaron en la primera red vincular que la paciente pudo introyectar como auténtica y “permanente”.
Junto con esta indicación, pedí una interconsulta con una médica psiquiatra, CBT de nuestro Instituto. Esta médica corrigió el esquema de medicación inicial que era solo de Fluoxetina, un IRSS, o inhibidor de la recaptación de la serotonina. Disminuyó la dosis de esta droga y agregó un anti psicótico atípico, Quetiapina, que usado en bajas dosis, ha mostrado eficacia en la sintomatología del trastorno borderline grave y en pacientes con PTSD. Y, utilizada en dosis adecuadas, ha mostrado eficacia en la activación de las conexiones entre las áreas límbicas y de la corteza frontal, tal como lo expliqué más arriba.
La paciente pudo sostener todas las indicaciones nuevas y a los 3 meses ya había resultados sostenidos. El trabajo terapéutico no fue fácil. Lo más difícil fue que ella pudiera tolerar las frustraciones vinculares sin tanto terror. Lo profundamente transformador fue la oportunidad de vivir en un hogar con un funcionamiento más adecuado al que ella tuvo en su infancia. Lentamente, pudo tolerar el amor, la presencia, la atención, para lentamente también tolerar las discusiones, las frustraciones, los desajustes sin tener que recurrir a defensas tan drásticas como la escisión, en la que quedaba totalmente perdida, haciendo uso de una mente “loca” que hasta ese momento era su única garantía de presencia permanente.
A los 6 meses estuvo en condiciones de volver a vivir sola. En ese momento, la palabra “sola” tenía una dimensión menos dramática y describía un estado que podía ser pasajero y no un destino inexorable e inmodificable.
Los profesionales argentinos que han trabajado en la recuperación de pacientes con estrés post traumático debido a la experiencia de catástrofes sociales (en Buenos Aires, el atentado a la AMIA y el incendio de Cromañon son ejemplos de esto), sostienen que una de los elementos fundamentales en el esquema del tratamiento es la construcción de una red vincular, que favorezca la generación de esperanza : cuando se percibe la semejanza con el padecimiento del otro, se desarrolla así confianza en su palabra y se genera esperanza en su propio desarrollo (Sivak, Zuckerfeld, 2007).
Creo profundamente en la potencialidad transformadora que ofrece un terapeuta humano, receptivo, ajustado a las necesidades de pacientes con traumas tempranos, y formado profesionalmente con las herramientas necesarias para construir lo que no fue construido o para transformar lo que tiene que ser transformado.
Pero esta paciente me mostró que tenemos que ser abiertos y humildes, reconociendo que no estamos solos en la recuperación de pacientes graves. Si podemos admitir que necesitamos construir un conjunto de herramientas que trascienden los límites de nuestro consultorio o de nuestro conocimiento (o de nuestro narcisismo), podremos confiar en ofrecer condiciones que favorezcan la activación de esos potenciales saludables que están presentes en todos nosotros, también en nuestros pacientes.
Esos potenciales saludables hicieron que esta mujer buscara durante más de 20 años y no se detuviera. Ellos fueron fuente de su potencialidad resiliente. Cuando llegó a verme, estaba en el límite de sus fuerzas y a punto de quebrarse. Hizo falta que las dos tocáramos un límite. Hizo falta que las dos activáramos nuestro potencial creativo.
Como dice Cyrulnik, yo pude sostener el lugar de “tutor de resiliencia” de tanto dolor y de tanta desesperación. Pero hizo falta mucho más que mi presencia. Hizo falta que yo recurriera a mi propio potencial resiliente para construir algo nuevo con y para ella. Y es también Cyrulnik quien sostiene que la subjetividad resiliente está más cerca al poeta que crea. (Cyrulnik, 2001).
Conclusiones provisionales:
Esta paciente todavía está medicada y puede ser que lo esté para toda la vida. Y seguramente, necesitará terapeuta toda su vida, también. Hace muy poco le pregunté qué pensaba ella que la había ayudado en su recuperación. Ella respondió: “vivir con mi familia, la terapia y la medicación”. En ese orden…
El punto de recuperación más importante para mí es su alegría. Ella puede hablar de su amor por los otros. Ya no está esperando que la acepten y que la aprueben. Ella pudo descubrir que el amor es una experiencia que se construye vivencialmente y no un estado de su mente. Está en pareja con un hombre que no le exige lo que no puede y con el cual aprende a ser persona todos los días. Y aunque se frustre, puede seguir sonriendo.
Puede decidir lo que es bueno y lo que es malo para ella. Puede hacer elecciones estando segura de lo que siente. Su autocrítica se redujo y ya no es más una fuente de autodestrucción.
Puede enojarse con el otro, comprendiendo lo que la enoja y sin confundir sus sentimientos.
Cuando estamos trabajando, yo puedo sentir que ella está conmigo y que puede darme un lugar dentro de ella, sin miedo a ser destruida; y al lado de ella sin miedo a que la abandone.
Sabemos que estos logros pueden quedar arrasados frente a una nueva situación traumática, o sea, una situación que exceda los límites de la capacidad de metabolización que ella haya desarrollado. Pero confío en que estamos construyendo día a día nuevas condiciones que representan el suelo seguro en donde ella puede enraizar su realidad.
Por mi parte, la capacidad de resiliencia que ella está desarrollando desde la más absoluta vulnerabilidad transformó profundamente mi mirada sobre la clínica. Y me transformó también profundamente como persona: fue una experiencia personal de construcción de resiliencia.
Bibliografía consultada:
Cyrulnik, Boris – La maravilla del dolor. El sentido de la resiliencia Barcelona, Ed. Granica 2001
Fraticola Gabriel – Neuroanatomía en Psiquiatría – Publicación de Lab. Roche – 2008
Fraticola Gabriel – Neuroanatomía del PTSD y del estrés extremo en Psicofarmacología psicodinámica IV – Dr. Julio Moizeszowicz – 2009
Galende Emiliano – Subjetividad y resiliencia: del azar y la complejidad – Comp. En Resiliencia y subjetividad. Los ciclos de la vida – Bs.As. Ed. Paidós 2004
Grotberg Edith – Nuevas tendencias en resiliencia: descubriendo las propias fuerzas- Bs. As. – Ed. Paidós 2001
Hilton Robert – Relational Somatic Psychotherapy – Collected Essays – Michael Sieck Editor – 2007
Sivack, R.; Zuckerfeld, R. y otros – Desarrollo resiliente y redes vinculares – Trabajo presentado en el XXIII Congreso de la Asociación Psiquiatras de Argentina – Premio APSA 2007.
Tonella Guy – La relación interpersonal del sí-mismo – 2012
Zuckerfeld,R y Zonis Zuckerfeld, R – Procesos terciarios: de la vulnerabilidad a la resiliencia – Bs. As. – Lugar Editorial – 2006
Winnicott Donald – El gesto espontáneo – Paidós Ibérica – 1990
Algunas reflexiones sobre la utilización de herramientas clásicas en el proceso bioenergético
Estas cortas reflexiones fueron incluidas como material de estudio para nuestros alumnos avanzados en la formación de terapeutas certificados en Bioenergética.
Históricamente, el Análisis Bioenergético se ha caracterizado por ser una técnica activa. Durante todo el primer tiempo, se trataba de trabajar sobre los bloqueos musculares con el objetivo de abrirlos y recuperar lo allí contenido para transformarlo.
A pesar de pertenecer generacionalmente a un grupo de profesionales que nos formamos de ese modo, sabemos que mucho de la técnica de aquella época podía resultar demasiado duro o hasta excesivo.
Con la inclusión de nuevos modelos de abordaje en bioenergética, nos vemos con la necesidad de llevar una nueva mirada a las “formas de utilización” de algunas técnicas clásicas.
Las herramientas sobre las que nos proponemos pensar son: el taburete bioenergético, el colchón, las técnicas expresivas y algunas otras caracterizadas por una modalidad más sutil.
El taburete bioenergético:
Conocemos la ayuda del banco (taburete) para todo lo que tiene que ver con apertura del pecho y de la respiración y el contacto con todas las zonas de tensión, de la espalda, sobre todo en cintura escapular y cuello.
Sabiendo la importancia del contacto y el hilo vincular entre paciente y terapeuta, proponemos pensar juntos distintas posibilidades de enriquecer esta herramienta. Frente a la propuesta de contactar con zonas acorazadas cuya tensión responde a viejas emociones acumuladas, es necesario afinar nuestra intención de estar presentes como terapeutas (cuidadores de los delicados movimientos energéticos que van a surgir en esta movilización).
¿Cómo proponer abrir un pecho que aloja un corazón dañado, traicionado, humillado, y con muchísimas más experiencias infantiles traumáticas acumuladas? ¿Cómo sostenerlo energéticamente, manteniendo la presencia justa, sin abandonos ni intervenciones invasoras?
Seguramente todo esto es un continuo de la relación que existe entre terapeuta/paciente, pero llamamos la atención sobre la necesidad de una presencia más cercana del terapeuta que permita atravesar de forma diferente ese profundo dolor.
Traemos, en este punto, indicaciones tomadas de un texto de Louise Frechette “Circulación energética y Expresión de la sexualidad”, sobre modos clásicos de trabajar con el taburete:
“El taburete de respiración se utiliza para abrir la respiración y ayudar a los pacientes a contactar con sentimientos de tristeza, de angustia, de desesperanza, de impotencia, de pena de haber perdido sus ilusiones. Aunque haya pacientes que pueden sentir rabia respirando sobre el taburete, sirve primero para poner en contacto con la vulnerabilidad.”
“Es importante preguntar a los pacientes si tienen problemas de espalda que pueden constituir una contra-indicación a la utilización del taburete. Es normal sentir dolor respirando sobre el taburete, por lo menos durante la sesión. Es importante cuidar de los pacientes que tienen tendencia a forzar o soportar el sufrimiento más allá de sus límites a causa de su estructura de carácter. El terapeuta debe ayudarles a sentir sus límites y respetarlos para no lastimarse durante el trabajo.”
“El banco se puede utilizar principalmente en dos zonas de la espalda: para abrir la respiración torácica y para abrir la respiración abdominal.
Consejos para aprovechar el ejercicio en ambas posiciones:
- Expirar completamente haciendo un
- Utilizar palabras en relación con la emoción vivida por la persona: “No puedo más”, “me duele”,
- Utilizar la expresión de la voz sin
- Siempre proponer hacer el arco invertido al salir del taburete como modo de relajar la zona alta del cuerpo que puede haberse tensado”.
Si nosotros tomamos el texto de Lowen de “Ejercicios bioenergéticos” veremos que el modo clásico de utilización del taburete es con la pelvis relajada y llevando los brazos hacia atrás tomando el respaldo de una silla con ambas manos.
Creemos que ésta es una situación muy extrema de stress que sólo puede ser sostenida por estructuras de carácter más acorazadas, pero aún pudiendo llegar a reforzar la defensa de rigidez y dureza. Entonces, en su lugar y siguiendo a uno de nuestros trainers internacionales Guy Tonella en relación a re-convertir técnicas clásicas en unas que incluyan la dimensión interactiva, proponemos incluir el cuerpo de terapeuta también en la propuesta. Por ejemplo, sosteniendo por detrás la cabeza del paciente o, sosteniéndola de costado con una rodilla colocada sobre el colchón. De este modo, tenemos acceso al rostro y al pecho del paciente, para alguna intervención que podamos sentir como oportuna (por ejemplo, colocar una mano sobre el pecho, etc.). Y, estando de costado, también tenemos una mayor visión sobre lo que acontece sobre el cuerpo del paciente como una totalidad (zonas que se pueden mover o no, vibración, capacidad respiratoria, cambio en cualquiera de estas dimensiones, etc).
Ya que es una herramienta de mucha intensidad, algo que aconsejamos hacer al incluirla por primera vez es informar previamente al paciente que pueden aparecer zonas de mucho dolor, y que entonces la idea es repetir varias veces el ejercicio de abrir hacia atrás, para luego soltar hacia abajo. Verbalizar que de ese modo, cada vez que lo repitamos vamos a poder encontrarnos con sensaciones diversas, para de este modo profundizar la experiencia del trabajo.
Para la utilización del taburete como ayuda para liberar la zona pélvica es bueno pensar también en ejercicios previos de conexión con esa parte del cuerpo, ejercicios de carga y toma de contacto con los genitales y pelvis. Este es un modo de reconocer qué pasa allí, y entonces, después ir al banco, abrir y expresar también con las piernas lo que allí esté acumulado o lo que no circule energéticamente.
¿Con qué tipo de pacientes se propone el trabajo con taburete y en que momento del proceso? El taburete es una herramienta que requiere que el terapeuta haya hecho personalmente un uso “adecuado” dentro del propio proceso terapéutico. Como decíamos al principio, es una herramienta fuerte, que requiere de procesos de regulación por parte del terapeuta, para que pueda resultar en una experiencia de construcción para el paciente.
Otra herramienta que podemos utilizar para abrir zonas del cuerpo de un modo más suave es utilizando una manta enrollada sobre ciertas partes del cuerpo: pecho y pelvis, por ejemplo. Para utilizar la manta, el paciente va a acostarse sobre el colchón o sobre el piso, que son lugares que van a proveer de una sensación de más sostén que el taburete que exige estar bien plantado sobre los propios pies.
El colchón es otra herramienta de mucho valor en análisis bioenergético.
Podríamos separar su uso en:
- propuestas donde trabajemos situaciones mas primarias que requieran sostén y contención, donde las emociones predominantes sean: tristeza, miedo, ansiedad y
- trabajos más relacionados con las expresiones de rabia, ira,
En relación al último punto, se trata de utilizar el colchón del modo más clásico que conocemos (“Manual de ejercicios bioenergéticos”, Lowen). Pero siempre teniendo en cuenta la presencia del terapeuta (su cuerpo, su emocionalidad) como soporte de la experiencia interactiva, como regulador de situaciones que podrían ser “excesivas” para el paciente y así, re traumatizantes.
Algunas otras herramientas a incluir en este trabajo expresivo son: raqueta, toalla, etc, que permiten la expresión de sentimientos “fuertes”.
En relación al trabajo con emociones más primarias, se trata de favorecer más el contacto, que el trabajo expresivo. Y allí también la presencia del terapeuta (cuerpo y emocionalidad) traerá la posibilidad de explorar vivencialmente emociones de vulnerabilidad, que pueden ser temidas por el paciente.
Entonces, el terapeuta no es sólo un sostén y un regulador de la experiencia, sino que también es parte de ella. Con estructuras menos acorazadas, o en momentos de mayor vulnerabilidad del paciente, vamos a navegar principalmente por este último mar, el de explorar la emocionalidad del paciente, abriendo por ejemplo la experiencia de sensaciones, de emociones o de una presencia que puede no haber estado antes. Con estructuras más acorazadas podremos trabajar más en la dimensión expresiva, sabiendo que en algún momento del proceso será necesario habilitar la experimentación de sentimientos de mayor vulnerabilidad, de mayor suavidad.
En nuestra propia experiencia nos hemos encontrado con el “desarrollo” de otras herramientas imprescindibles para el sostén de un proceso de apertura y profundización:
- La observación atenta del terapeuta: oír con los ojos, escuchar con todo el cuerpo, todos los movimientos del paciente. Tanto los movimientos emocionales, los sensitivos, los energéticos.
- El uso de propio self, por ejemplo como modo de anticiparnos a los movimientos que pueden estar produciéndose en los pacientes, y que pueden resultar inconcientes para
- La amorosidad que: acompaña, reconforta y habilita toda la experiencia emocional: de dolor, de expansión, de alegría, de tristeza, de odio,
- No pretendemos con estas palabras haber abarcado este tema en todas sus complejidades, sino tan sólo haber abierto el interés de quienes se hayan contactado con este escrito por comenzar a preguntarse sobre cuestiones técnicas del proceso terapéutico
LINKS
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Asociación de Análisis Bioenergético del País Vasco www.analisisbioenergetico.org
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